jueves, 13 de diciembre de 2012

La Muerte X




La automovilista (negro el vestido, negro el pelo, negro los ojos pero con la cara tan pálida que a pesar del mediodía parecía que en su tez se hubiese detenido un relámpago) vio en el camino una muchacha que hacia señas para que parara. Paro
-¿Me llevas? Hasta el pueblo nomás- dijo la muchacha.
- Sube- dijo la automovilista. Y el auto arranco a toda velocidad por el camino que bordeaba la montaña.
-Muchas gracias- dijo la muchacha con un gracioso mohín- pero ¿no tienes medido de levantar por el camino a personas desconocidas?
- No, no tengo miedo.
- ¿No? Permíteme presentarme – dijo entonces la muchacha, que tenía los ojos grandes, límpidos, imaginativos y enseguida, conteniendo la risa, fingió una voz cavernosa. - Soy la Muerte, la
M-u-e-r-t-e.
La automovilista sonrió misteriosamente.
 En la próxima curva el auto se desbarrancó. La muchacha quedo muerta entre las piedras. La automovilista siguió a pie y al llegar a un cactus desapareció.
 Al día siguiente una chica que le gustaban las plantas en especial las que tienen pinches, paso por donde estaba el cactus y le tomo una foto. Cuando llego a su casa, miro la foto y vio que la muerte estaba al lado de la planta.
Asustada volvió al mismo lugar. Observo unos 5 minutos y de pronto sintió un aliento cerca de su nuca, se dio vuelta y unas manos oscuras la ahorco.
Se dice que en ese cactus anda rondando el espíritu de la muchacha.

Noelia

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